Bitácora personal de Fátima Portorreal

Archivo para agosto, 2011

Desmemorizando la colonialidad/Los nuevos taínos de los bancos de arena

Desmemorizando la colonialidad/Los nuevos taínos de los bancos de arena

Fátima Portorreal
Se transgreden los horizontes temporales que recubren las finas capas de tierra, afloraran los tiestos de barros, huesos y piedras de las antiguas culturas prístinas de la isla. Ya por eso en la memoria presente brotan y reaparecen formas que modelan antiguas estéticas y emociones.
Actualmente, lo dicen las sabias y sabios antropólogos/as, las culturas no mueren, se absorben, florecen y se recrean. Lo que queda del otro permanece en las estructuras esenciales que están en la conciencia o la psique, por lo que todo, lo que es pensado, se mueve en lo relacional, lo perpetuamente visible e invisible.
Es aquí el mundo en que se expresa la fenomenología, aquella otra ciencia que estudia significantes convertidos en fenómenos y que explicitan actos intencionales que se mueven en la imaginación, las sensaciones y la memoria.
La cultura, no es otra cosa que lo intencional, lo que se agita en los tiempos, evocando siempre una necesidad de futuro, es aquí lo que muchos llaman lo fenomenológico de la cultura.
Todos los significantes que son pensados en esa conciencia de ir hacia la finitud, lo que es y fue una representación cognoscente, temporal, empírica y propia de un grupo cultural fluye para darnos cuenta de que las mismas estructuras de las cosas no desaparecen, se conservan y reaparecen en las emociones de los instantes o de encuentro. Así me lo comento el abuelo Coca, en su taller en la comunidad de La Malena.
Un día cualquiera, arañando la tierra se encontró un objeto de piedra que lo lleno de emoción y curiosidad. Este encuentro lo perturbó y excito tanto que no pudo detener sus manos, pues de inmediato tomo un rallador y restregó la piedra hasta lograr una figura, que entrañaba un gran parecido con la extraída de un viejo yacimiento arqueológico que fue explorado en el 1973 por Marcio Veloz Maggiolo y otros, llamado la Cucama.
Con esta primera talla, la búsqueda se intensificó para modelar las piedras, caracoles y maderas, recreando con sus manos las memorias que habían sido sumergidas en la psiques por la brutalidad de la esclavitud y la colonialidad.
El abuelo cuenta que de sus manos brotaron ídolos, dioses y objetos que fueron más tarde vendidos a los mercaderes de piezas arqueológicas, pero siempre asegurándoles que fueron diseñadas por sus propias manos. Lo llamaron el indio o los nuevos indios de Los Bancos de Arena.
Hoy con gran respeto y admiración les cuento que a pesar de los escabrosos caminos de las historias mal contadas sobre los pueblos originarios de la isla y las marcas profusas de las heridas en el cuerpo de la cultura por el holocausto de la colonialidad, se recrean y reaparecen las señas de una nueva legión de talladores cimarrones Taínos.
Con mucha alegría puedo decirle que el mundo de los significantes esta preñado de añoranza contenidas en las manos de los niños Coca. Ya está el relevo generacional de estos artesanos. No tienen que esperar que se lo cuente la historia oficial. La travesura del encuentro, lo llevo al pasado y a distinguir una particular forma de ver y hacer la representación de lo simbólico en el marco de una cultura. Los Taínos no han muerto.

El capitalismo en el Diván. ¿La huella verde del faltante la encontrará?

El capitalismo en el Diván. ¿La huella verde del faltante la encontrará?

Fátima Portorreal
A la altura de la historia del capitalismo hemos de pensar que su trayectoria esta en declive por las grandes crisis que afectan al mundo en el orden económico y ambiental. Sin embargo se reinventan una y otra vez buscando potenciar un “consumo responsable” dando prioridad a los productos ecológicos y buscando alternativas a las transnacionales al cambiar el compra-tirar por mecanismos de reciclajes, sensibilización a la población en nuevas prácticas ecológicas y obligando a las empresas a construir alternativas que cumplan con estándares sociales, salariales, y ecológicos que limitarán la eminente destrucción del planeta y con ello la humanidad.
Mucho se ha discutido sobre este reformismo ambiental que busca apalear las verdaderas contradicciones de clases, la esquizofrenia del consumo desmedido, el mal uso y explotación de la naturaleza. A decir de muchos nos da nuevas pastillas que nos ayudan con la desmemoria de la historia del sufrimiento, provocado por el autoritarismo propio del Estado Nación, la segregación racial, las desigualdades de género y de preferencia sexual, la destrucción de los ecosistemas y la muerte por hambre.
Hoy los modeladores del mundo se confiesan en falta y proponen el pago por servicios ambientales, “ el mercado de carbono” y por supuesto ya están tratando de ponerles precios a los recursos naturales (aire, ecosistemas, etc.), pero por otro lado siguen financiando actividades extractivas mineras sin planes sostenibles, industrias de hidrocarburos, construyendo hidroeléctricas y deforestando las grandes selvas para sacar suculentos beneficios que van a parar a sus bancos, entre otros.
La apuesta nueva es reproducir un “medio ambiente sano” sin cambiar el sistema o como nos recuerda el filósofo y activista político André Gorz invertirán en la descontaminación para aumentar las masas de capitales inmovilizados y asegurar la reproducción de sus capitales. Los tecnócratas idean conversiones matemáticas, ajustan los coste de producción, las producciones no contaminantes se comercializan más caras y se intenta reforzar las maquinarias ideológicas que promueven actividades “no destructivas” para la naturaleza.
La propuesta actual es acomodar el sistema consumista capitalista. Se proponen “la sostenibilidad de los recursos”, pero sin cuestionar el crecimiento económico base del sistema en cuestión. Frente a tal ofrecimiento, quién no se emboba, con esta delicada propuesta. Pero cuidado, con tal exquisitez se puede perder el juicio o quizás confundirte y extraviarte por los bordes del andén. Hay que transforma esta economía, ya que es una obligación moral y una apuesta a la vida.
Ya se ha repetido miles de veces, el capitalismo no puede ser sostenible, pues el crecimiento está ligado al capital y a su compromiso fundamental el dominio y explotación de los recursos naturales. Estos bienes tienen dueño, no son verdaderamente públicos se quedan exclusivamente en manos de ciertos grupos nacionales o transnacionales. La racionalidad del capital no se va a desmontar, pues es la base de su sistema económico.
La transición a otro tipo de economía, si es que puede darse alguna, no será fácil, pues una economía baja en carbono, que es el sueño de los/as ambientalistas, cambiaría radicalmente el sistema por la explotación de las energías renovables, la distribución de productos eficientes al consumidor y no dañino al medio ambiente y la producción de bienes industriales menos intensivos en carbono.
En pocas palabras, hay que aplicar el descrecimiento. Los bienes de la naturaleza necesitan manejarse por una economía diferente, un proyecto de sociedad nuevo y controlado por un colectivo de gente, sin que la propiedad privada y los precios del mercado influyan en su bienestar o lo hagan peligrar. Esto introduce a los capitalistas en el viejo dilema analítico, sí toman el diván y por supuesto la palabra, vulneran la patología y por ende irrumpe una nueva ética. Ya la escisión está montada, ¿dejará esta nueva racionalidad alguna huella?

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Las palabras robadas. Un pronóstico en la metáfora ambiental

Las palabras robadas. Un pronóstico en la metáfora ambiental

Fátima Portorreal
Hace unos días comencé a escuchar y por supuesto a leer en los discursos de técnicos/as y empleados/as del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, la expresión “Ministerio Ambiente” para referirse a su institución. Ignoro el origen de tal imposición y las razones por las cuales se suprimen varias palabras de la designación institucional establecida por la ley 64-00 del 2000 y que a partir de enero del 2010, con la puesta en vigencia de la nueva Constitución, se cambia por el de ministerio.
Sé muy bien que un ministerio se nombra bajo ley, y por supuesto se da un acuerdo entre oralidad y escritura, fundamentando el discurso de la autoridad. El texto de la ley 64-00, fue objeto de revisión y discusión, incluyendo el nombre de la institución por aquello de la redundancia discutida entre “medio” y “ambiente”, pero sobre todo para no permitir la omisión de los aspectos sociales incluidos en el concepto de “recurso”.
Sin ser lingüista, ni mucho menos especialista en análisis del discurso, me llama la atención la expresión que escamotea varias palabras del nombre de la institución y produce incómodos tropezones de lengua a los locutores en los actos públicos. (Ministerio Ambiente). Por lo tanto, no es un simple apodo o una comodidad para ahorrarse palabras en medio de esta crisis de los discursos en el ámbito de los debates políticos de lo hoy llamado ambiental.
Tampoco pienso que pueda ser un lapsus lingues que me asegura un camino difuso hacia la inconsistencia de lenguaje en el que se fugan los sentidos del rastreador o arqueólogo de las instancias profundas de la psiques, que en buen camino denotaría la presencia del faltante o lo que en nombre del psicoanálisis se ha llamado el Lenguaje del ausente, aquel que muestra las grandes razones de un fracaso.
La especulación es madre de los disgustos, pero si me permiten la palabra, reunamos los trozos cortados en los textos del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, y hagamos inferencias que delaten “algo”. Quizás podría apresurar sin enredar la integridad del psicoanálisis, la lingüística o la hermenéutica, el argumento que nos dice que suprimir la letra, es un acto en el que se fugan otros sentidos. O con más claridad, expresan las singularidades de los sujetos, aquellos significantes que no están a la vista, pero que se escapan, “sin quererlo” para darte la oportunidad de conocer lo que se oculta, la trama del otro.
La supresión de la letra y la oralidad, te lleva de inmediato a preguntarte qué querrá decir la institución expresando “Ministerio Ambiente”.
Hay un mensaje que viene de la profundidad de la psique, un mensaje de un sujeto que habla y define unos efectos, por medio del mensaje cuyo destinatario es el Otro, aquel Otro del significante. No es una simple borradura; pronostica la prevalencia de sus síntomas, que se envuelven en un ritual de obediencia a la falta, a la nada, al dolor de saber que lo que está pasando revela algo, aquello que han llamado, la voz del otro, el que dice y censura, el que te muestra la relación con lo que ata, determina y predetermina a los sujetos y la inmanente afirmación de que hay Ley y un orden que no es mío.
Todo robo circunscribe a un acto policial, un relato, un enigma, como lo hace Alan Poe en su Carta robada, o como dice Lacan, si el inconsciente está estructurado como un lenguaje, ¿qué acto, pasión o dolor se refugia en el agujero de esta trama? Con simple intelección puedo sobornar los sucesos e intentar desvelar el enigma que se resuelve conociendo lo que está debajo de la alfombra. Reconociendo la huella se puede ver, conocer y comprender que suprimiendo, olvidando y queriendo poseer la letra, el acto te arroja a la situación simbólica del despojo.
Quién suprime se mete en la alegoría del narrador que “despojado de poder” tanto en sus actos como en su psique, no encuentra otra cosa que tachar para disipar lo que no posee.
Por igual, ocultar la letra (recursos naturales, medio, etc.) te plantea de inmediato, lo que no se soporta, aquello que te causa roncha, escozor y dolor, el saber que “la naturaleza” es un significante social, que denota los contratos con el otro, el que usa, maneja, destruye o conserva. Ese otro, te anula y te confronta con la imposición de un modelo autoritario, te impone la presencia y el fracaso de los atropellos, la ruina del modelo proteccionista, te arroja al síntoma, ya que está dirigido al orden de lo simbólico.
La colocación de hitos para delimitar territorio, la supresión de la letra, la nueva arquitectura ambiental-militar, sitúa muy bien lo dicho, que no hay posibilidad de elección, no se puede poseer la letra, ni la carta, porque está dentro del orden simbólico y muestra al faltante o lo que es igual a la máscara del goce que llevó al fracaso de la gestión, al falso goce del poder. Lamentablemente, ni la palabra, ni su tachadura nos alivian cuando se anida en el síntoma y la repetición o como dice Zizeck “mancha a su poseedor momentáneo” cuando el pronóstico se cumple en la medida que ya no puedo verla más. La tachadura de la letra revela lo que no tengo, ni puedo poseer, el poder.

La desarticulación de la Reforma Agraria La trama del Banco Agrícola y del Ministerio de Agricultura

La desarticulación de la Reforma Agraria
La trama del Banco Agrícola y del Ministerio de Agricultura

Fátima Portorreal

Las luchas agrarias en el país han sido diversas y pujantes a lo largo de la historia por los intereses locales e internacionales. Y claro está para los estudiosos agraristas que el “Gran Capital” sea foráneo o nacional está detrás del control de los recursos naturales y entre ellos, la tierra. El retraso en la aprobación de un proyecto de Ley para la Reforma Agraria y el desarrollo rural ha sido la trama de los más cercanos colaboradores y acompañantes de “los mercaderes de la tierra” que muchas veces disfrazados de buenos ministros o bien de expertos científicos apunta a un plan bien estructurado para desarticular cualquier proyecto o nuevas leyes que irrumpan con una verdadera Reforma Agraria Integral.

Ha estado claro que las élites burguesas urbanas o rurales del país han defendido cada trozo de tierra y empujado a los gobiernos a que se amparen en su fórmula predilecta, la concentración de la propiedad agraria, ya sea por medio de los latifundios tradicionales o las nuevas fórmulas de los agronegocios basados en el monocultivo, la depredación de los bosques y el control de los recursos naturales. Numerosos son los ejemplos: las tierras del Consejo Estatal del Azúcar se la regalan o vende a irrisorios precios a los tratantes de los famosos agrocombustibles, al sector turístico (especialmente a los grupos transnacionales), a los defensores de la destrucción de los suelos, los inversionistas de la construcción o en su mejor postura a los centros universitarios que carecen de escuelas agrarias, entre otros.
Otras son entregadas a manos llenas a los funcionarios de turno para desarrollar proyectos de cabañas o bien para entregárselas a ciertos grupos que aseguran la estabilidad política del gobierno y su posible continuidad en el poder. En fin, la tierra, siempre la tierra es y será un bien que todos desean tener por el viejo método capitalista, que subraya que la tierra es “lo último que se desvalúa”. Por eso se empeñan los ministros de turno del Banco Agrícola, Ministerio de Agricultura y otros de traer al país a expertos que confundan y falseen los análisis sobre el problema agrario.
La visita al país del Ingeniero Agrónomo brasileño Polan Lacki, experto en el área agraria es una de las estrategias asumidas desde el gobierno para paralizar las demandas de una verdadera Reforma Agraria Integral, su discurso muy conmovedor acerca de los problemas verdaderos del campo y de los productores de alimentos en donde culpabiliza a los propios campesinos y a lo que él llama seudo- defensores de los problemas rurales de ser los causantes de la tergiversación de la verdadera realidad de lo que acontece en el mundo rural. Entre aplausos, los ministros (Paíno Abréu, Héctor Pimentel y Juan Rodríguez Ramírez) apoyaron con regocijo las posturas teóricas del especialista.
Ahora bien, sin recurrir a grandes inferencias sobre el caso particular que analizamos, me pregunto si piensa el administrador del Banco Agrícola que los productores y productoras de alimentos del país van a creer que el éxito o fracaso económico de los agricultores y agricultoras está sólo en eliminar o corregir los errores en las distintas etapas del negocio agrícola y que con una buena educación técnica se van a solucionar los problemas en general de la producción agropecuaria del país. Si bien, es un problema a tratar y discutir, lo claro está en que ningún pequeño/a o mediano/a productor/a puede producir sin tener tierra, ni disponer de títulos, créditos o de una reforma agraria que vaya acompañada de un desarrollo sustentable.
Lamentablemente para los funcionarios de Agricultura y del Banco Agrícola, el gobierno tiene que garantizar un acompañamiento permanente, ayudar en la implementación de nuevas técnicas de cultivos, respetar la cultura tradicional, disponer de fuentes de créditos, con la posibilidad de procesos asociativos, cooperativas o comités para lograr mercados y precios solidarios y justos. Se necesita una Reforma Agraria Integral y desarrollo rural.
Señor Presidente, sus ministros neoliberales no podrán detener el proceso, ni mucho menos enredar a los productores y productoras con las fórmulas del Banco Mundial de los mercados de tierra o de querer culpar a otros del problema, que muy claro está en las mentalidades de los productores y productoras de alimentos.
La Articulación Nacional Campesina exige la aprobación de la Ley de Reforma Agraria y la intervención del Estado Dominicano para paralizar la venta de la tierra agraria. La trama está descubierta y con un experto bien pagado, no van a asegurar que se desmantelen las luchas de los campesinos y campesinas dominicanas. La propuesta de más educación y no Reforma Agraria, no será aceptada por los grupos de clase campesina. Le auguro buenas nuevas, señores Paino Abréu y Chio Jiménez, no permitiremos el desmantelamiento del Instituto Agrario Dominicano, ni el engavetamiento del Proyecto de Ley de Reforma Agraria y Desarrollo rural.

Las memorias ancestrales del presente

Las memorias ancestrales del presente

Fátima Portorreal

Hoy 9 de agosto se celebra en el mundo el día de los pueblos originarios. Esta conmemoración se inició con la resolución 49/214 del 23 de diciembre de 1994 dada por la Asamblea General de la O.N.U. Pero esta iniciativa no ha bastado para que los pueblos indígenas de todo el mundo puedan solucionar los problemas que afrontan en la esfera de salud, educación, derechos humanos, territoriales, ambientales, económicos y sociales.
A pesar de que han pasado 17 años de emitida esta resolución, todavía se continua demandando y luchando porque se reconozcan los derechos humanos de estos pueblos. Las pérdidas son irreparables, poblaciones completas han sido exterminadas por enfermedades introducidas por grupos foráneos o exterminados por contrabandistas de madera, metales entre otros recursos en la zona donde todavía residen estas poblaciones. De la 7, 000 lenguas que se hablan en el mundo, 4, 000 pertenecen a estos pueblos.
Los pueblos aislados y no contactados necesitan ser respetados. Se conocen más de 200 pueblos indígenas aislados que corren el peligro de desaparecer. Hoy hacemos un llamado al mundo para que reconozcan el derecho de los pueblos originarios a la supervivencia y autodeterminación. De nosotros /as dependerá que éstos pueblos del presente y del pasado puedan seguir existiendo.
Su legado es inmenso como culturas prístinas. Necesitamos sus memorias ancestrales para el cuidado del planeta, la producción de alimentos, la protección de los ecosistemas y sus conocimientos de plantas medicinales. Hoy más que nunca recordamos que muchas medicinas usadas actualmente hacen posible la curación de enfermedades, basta recordar que sin el Curare de los indígenas de América del sur, las operaciones a corazón abierto no se pudieran realizar.
Los pueblos originarios protegen nuestra ecología, ya que han sido los centinelas de las selvas y han demostrado tener el conocimiento suficiente para usar y manejar los recursos sin agotarlos, ni destruirlos. Los ejemplos son incontables, las mujeres Awás del este de la Amazonía cuidan de los monos huérfanos dándole de mamar y otros conocen cientos de plantas para curar enfermedades. El conocimiento de estas culturas es vital para la protección, conservación de especies y de nuestro planeta. Y qué decir de su legado y contribución a la diversidad cultural y humana.
En República Dominicana las riquezas que han legado los pueblos originarios no pueden ser inventariadas, porque su memoria pervive, se recrea y resiste continuamente de los embates y desafueros de la colonialidad. En nuestro país no han desaparecido los pueblos originarios ni su legado, todo lo contrario subsisten día a día demandando tierra, produciendo los alimentos y reproduciendo la memorias ancestrales que legaron los abuelos taínos y africanos. Hoy conmemoró y apuesto al respecto por la diversidad cultural en República Dominicana y el mundo.